lunes, 30 de julio de 2007

No hacen falta pretextos para hablar del ISA

Casi todos los días voy al ISA a ver a mi tía Petra, un personaje, es una de las mujeres más dulces y dadivosas que conozco. Con ella trabaja Humberto González, crítico de cine, director de la escuela y un tipo bastante singular. Otros: Sonia, la secretaria, las Isabeles, la mayor que es la económica; la de apellido Reynaldo, mujer de Humberto y asesora de la TV; y García Granado, una de las profesoras del claustro, reconocida por su voz en la locución y su manera de arreglar espectáculos.

En fin, toda una fauna. Lo que digo es que no hacen falta pretextos para hablar del ISA aquí en Holguín, porque es una escuela donde casi se ha escrito la cinematografía holguinera y de donde no dejan de salir talentos y buenas ideas.

Por ejemplo Adlibitum, un programa de televisión que hacen los estudiantes, ah!! los estudiantes los olvidaba, vienen de casi todas las provincias de Oriente, una vez a la semana. Unos con apariencias de chicos snob, muchas gangarrias y nariz respingada, otros más humilde y de aspecto común. Todos se unen en el aula y polemizan, actúan y hasta se duermen, como cualquier alumno en una clase. Se les ve por encima de la ropa que saben lo que quieren, que llegaron a esta ciudad con un objetivo bien definido: hacer cine.

En tercer año, deben hacer un documental con sus propios esfuerzos, y en quinto se gradúan con un corto de ficción, y todo un soporte teórico, que conforman en fin la tesis.

Volvemos a Adlibitum, hay que ver el programa, sus locaciones son originales, o sea poco frecuentes a lo que estamos acostumbrados a ver. Tiene tremendo ritmo, que se logra en la entrevista, con Yurisel, la locutora, y con la edición. Sus realizadores intentan buscar el lado oscuro de la luna, o sea la parte no vista, el perfil menos tratado de los temas que abordan, y allí tienen espacio los más jóvenes. El proyecto es del ISA con la Asociación de Hermanos Saíz o sea AHS.

"Esta es una experiencia única en el país. La TV como el cine, es un arte muy costoso, y los estudiantes, a pesar de que trabajan en los medios, muy pocas veces tienen la oportunidad de hacer, de crear desde una perspectiva muy personal. Casi siempre cuando llegan a un telecentro, se suman a los programas que ya existen, sin tener esa libertad que tanto hace falta" dice González Carro.

En el ISA se estudian especialidades de Sonido, Dirección, Fotografía, Producción, Edición. Para el ingreso se hacen cuatro pruebas, cada una eliminatoriasobre cine, dramaturgia y cultura general. Solo hay que tener el 12 grado terminado, ser del oriental cubano, y ya, vale la pena intentarlo.

Humberto hace un poco de historia: "Cuando a finales de los '80 se crea la Facultad de Radio y Televisión en La Habana, se abre también una sede en Holguín. Antes existían aquí dos unidades docentes: una para la formación de cantantes líricos y la otra para los trabajadores de la esfera audiovisual. La creación de este centro obedece al propósito de eliminar el empirismo en los medios, que no sean los cursos de habilitación los que formen a nuestros profesionales."

No solo la televisión se ha visto beneficiado. Dial ISA es un programa de radio con frecuencia semanal, realizado por los propios estudiantes, y con los medios de la Facultad. El objetivo es que todos participen en él, de una u otra forma, por eso no tienen un equipo de realización fijo. En los pocos meses de transmisión se ha convertido en la voz de los alumnos, quienes ven en él la oportunidad de expresarse como creadores.

A estos resultados la Facultad del ISA en Holguín suma los premios que sus estudiantes han obtenido en Festivales de la Televisión, de la UNEAC o de cine, como el de la Muestra de los Jóvenes Realizadores, evento en el que participan desde su primera edición.

Hace poco la dirección de la filial firmó convenios de colaboración con los telecentros municipales de Gibara y Moa, y las corresponsalías de Mayarí y Banes. Como resultado de esta alianza ya va a salir un cortometraje del que ya se tiene el guión y un trabajo de producción adelantado. Otro nuevo proyecto es la grabación de discos en la misma Facultad, a estudiantes de canto lírico u otros músicos de la provincia.

González Carro advierte sobre la situación preocupante de los dormitorios desde el punto constructivo: "Hay un proyecto de reparación y ampliación aprobado por la máxima dirección del Partido y el Gobierno en la provincia y se espera que dentro de poco comiencen las acciones". Ello permitirá que se puedan abrir en Holguín otras especialidades en música, así como Danza y Artes Escénicas.

El ISA en Holguín camina firme en función de crear una verdadera universidad del arte. El fatalismo geográfico se rompe en este centro de estudio que no se detuvo en los años más recios del Período Especial. Su importancia crece cada día en esa misión de desarrollar una programación audiovisual cada vez más nuestra, y alternativa al desarrollo vertiginoso de filmes y enlatados de vocación comercial.

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miércoles, 18 de julio de 2007

Mephisto en el Caimán rock

La banda de rock Mephisto de la ciudad de Holguín, es una de las invitadas a la III edición del Festival Internacional Caimán rock, que se inauguró oficialmente ayer en la Tribuna Antiimperialista de la Ciudad de La Habana.

El evento reúne, además, a 21 agrupaciones de todo el país, y a las extranjeras, Factor VIII, de Panamá, y Crocell, de Venezuela. El Festival busca no solo promocionar el género a través de las presentaciones en vivo, sino también buscar un espacio para el debate sobre temas como: el panorama del rock en Cuba, desde los años 50 hasta la contemporaneidad; la vinculación de este tipo de música con la literatura; y la realización de videoclips.

Caimán rock se viene celebrando en la capital cubana, con frecuencia bianual desde el año 2003, y según ha expresado Luis Morloto, presidente nacional de la AHS (Asociación de Hermanos Saíz) “es el festival de rock cubano por excelencia”. A él le anteceden el Ciudad Metal, de Villa Clara, el Pinarock, en Pinar del Río, el Atenas, de Matanzas, el Rockasol, de Cienfuegos y Metal HG, de Holguín.

Mephisto había participado en las dos ediciones anteriores. Ya para ese entonces, la agrupación contaba con cuatro discos: Seven dead cities (1996), Knowledge of Necronomicom (1997), Creation of the Magnificient (1998), y Carpathian Tales (2000).

Desde su fundación, el 18 de Septiembre de 1996, ha asistido a más de 50 ediciones de festivales nacionales, entre los que se encuentran Ciudad Metal, Mr Dominus, Rock de la Loma, y Metal HG como anfitriones. Sus dos últimas producciones discográficas: Dominion Satanas (2003) y Blasphemy and Evil (2007) siguen cultivando la vertiente del Black Metal, de la que son iniciadores en Cuba.

viernes, 13 de julio de 2007

Graduarse ¿y después qué?

Las graduaciones siempre tienen algo de nostálgico. Sobre todo si son las que dan término a toda una vida de estudiante. Recibir el título universitario es como llegar al final de un largo período que empezó hace más de dos décadas, un día en que la “seño” nos organizaba en fila para ir al aula y aprender el abecedario. De lo que no somos conscientes es que ahí empieza todo. Graduarse de la universidad no es más que un punto de partida.

En esta semana, Holguín ha asistido a tres graduaciones: la del Instituto Superior Pedagógico José de la Luz y Caballero; las de la Universidad Oscar Lucero Moya, y la Facultad de Cultura Física Manuel Fajardo, estas últimas, con 574 y 179 estudiantes respectivamente, cifras mayores a las del año pasado.

Se acercan las del Instituto Minero Metalúrgico de Moa, que termina con la mayor graduación de la última década: 217 alumnos, y las de la filial del Instituto Superior de Arte (ISA) en la provincia.

Para los recién egresados, más que obtener una buena plaza, se impone la interrogante de cómo asumir esa vida laboral de la que nos hablan los padres. ¿Ser uno más, o hacer la diferencia? es el conflicto que deben resolver en los primeros meses.

Lo que se espera de los jóvenes es un poco de convicción y deseos de hacer para no ser arrastrados por la corriente de la rutina, en cualquier centro laboral al que se arribe.

Para el caso de los graduados del Instituto José de la Luz y Caballero, esto se convierte en una verdadera necesidad. La universalización de la enseñanza pedagógica llegó a su V Aniversario. Se gradúan en esta ocasión los primeros Profesores Generales Integrales (PGI) y los maestros habilitados de primaria, que hace un lustro asumieron la educación de la enseñanza básica.

Quizás para los valientes, como también se les conoce, la graduación no sea tal momento de ruptura. Desde hace ya mucho tiempo definieron el camino, a pesar de las miradas escépticas y la inexperiencia. Sin embargo, se impone el reto de observar el contexto de cada cual, con la mirada atenta y escudriñadora del buen filósofo, que observa el mundo como si lo hubiera visto por primera vez.

El desafío no es solo descubrir, sino también accionar en función de “cambiar todo lo que deba ser cambiado”, como ha dicho el Comandante.

Eso va para todos, también para los nuevos médicos. Esta vez la misión de los egresados de la Facultad de Ciencias Médicas va mucho más allá de los límites provinciales. Desde hace una semana, 55 de sus recién graduados, dejaron atrás la tierra que los vio nacer, para iniciarse como profesionales en Venezuela, después de haber pasado un Curso de Intensivistas en la capital cubana.

Diferencias generacionales, cambios de horario, nuevas responsabilidades, intensas jornadas aguardan en el camino. Toca ahora poner en práctica lo que se aprendió en cinco años, y no desfallecer en la marcha.

viernes, 6 de julio de 2007

Hombres en la hora cero

A veces es muy difícil humanizar a los héroes. En los primeros años de estudio, la imagen que podemos obtener es la fría expresión de un libro de texto, o los hechos que acompañaron la vida de un mártir, en voz de un profesor. Es por ello que conocer personalmente a quienes hicieron la historia es siempre un camino que vale la pena recorrer.

La tarde en que fuimos a entrevistarlos, Alejandro Ferrás Pellicer y Pedro Gutiérrez Santos habían terminado un conversatorio con dirigentes y trabajadores del Partido Comunista de Cuba (PCC) en la ciudad de Holguín. Ya casi se iban cuando les pedimos unos minutos para conversar sobre lo que fue la gesta del 26 de julio de 1953, de la que fueron protagonistas.

En ese entonces un grupo de jóvenes liderados por Fidel decidieron asaltar el Cuartel Moncada, en Santiago de Cuba y el Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo, lo cual se convirtió en el motor impulsor de una lucha que desembocaría en el triunfo revolucionario de 1959.

Pedro solo tenía 18 años cuando decidió integrar el Partido Ortodoxo, para lo cual tuvo que aumentarse la edad. Asegura que no sabía nada de política, pero que eran muchas sus inquietudes: “esta generación tal vez no pueda entender bien cómo era el país antes de 1959, la época que vivíamos era muy difícil, éramos pobres, y no veíamos la hora de que un presidente se preocupara por el pueblo; cuando Eduardo Chibás dio su programa de gobierno, enseguida me identifiqué con él.”

Fulgencio Batista da el golpe de Estado el 10 de marzo de 1952. Las esperanzas de un gobierno constitucional, que respondiera a los intereses de los más humildes se vieron frustradas. “Ya para ese entonces habíamos conocido a Fidel en el Partido Ortodoxo. Él tenía una visión tremenda, una visión de 100 años. Decidimos que a Batista había que sacarlo de la misma forma en que había entrado: por la fuerza” ,comenta Pedro.

Alejandro, estaba muy enlazado con la Joven Cuba, conoció a Antonio Guiteras, luchó en el Gobierno de los 100 días, pero cuando Guiteras murió, no se vinculó a otro movimiento hasta 1952. “El Golpe del 10 de marzo fue una traición a la memoria de Martí. Después que habíamos aguantado 14 años de dictadura batistiana, un nuevo gobierno de este verdugo era muy difícil de asimilar. Fidel sabía que el pueblo no apoyaba a Batista y que por lo tanto podía luchar contra él y derrotarlo.”

En 1953, el Cuartel Moncada era la sede del regimiento Antonio Maceo en la ciudad de Santiago de Cuba, capital de la provincia oriental. Estaba ocupado por unos mil hombres y era la segunda fortaleza militar del país. Una vez tomado, las condiciones que presentaba la región les facilitaba a los rebeldes la defensa de la ciudad cuando fuera tomada, así como el rápido inicio de la lucha guerrillera si había que abandonarla.

El plan se elaboró en absoluto secreto. Solo Fidel y otros tres compañeros de la dirección del movimiento conocían de él. “A nuestras familias no podíamos decirle nada; el día que salimos para Santiago solo sabíamos que allí ocurriría un combate decisivo, pero no teníamos los detalles. Cuando Fidel dio la noticia de que íbamos a atacar el Moncada, fue una gran alegría porque sentimos que habíamos llegado a la hora cero” , recuerda Alejandro.

En la madrugada del 26 de julio, 135 combatientes, vestidos con uniformes del Ejército precisaban el plan de ataque. Se organizaron en tres grupos. Alejandro y Pedro formaban parte de la tropa principal que con Fidel al mando, atacaría la fortaleza.

Cuenta Pedro que lo más impresionante de todo fue cuando llegaron a la Granjita Siboney, donde se situaron las armas, los uniformes y los automóviles para el ataque, y vieron allí a dos mujeres: “A Melba y a Haydée las habíamos visto antes, pero nunca pensamos que participarían en una acción de tanta envergadura. Esa fue una de las cosas que más valor nos dio”.

Antes de partir a la acción escucharon las palabras de Fidel Castro: “¡Jóvenes del Centenario del Apóstol! Como en el 68 y en el 95, aquí en Oriente damos el primer grito de ¡Libertado o muerte! Ya conocen ustedes los objetivos del plan. Sin duda alguna es peligroso y todo el que salga conmigo de aquí esta noche debe hacerlo por su absoluta voluntad. Aún están a tiempo para decidirse.”

Comenta Pedro que lo recuerda todo, pero que los hechos ocurrieron muy rápido, más de lo que la gente imagina. Dice Alejandro que al Moncada no fueron por guapos: “Fidel hizo una selección muy exquisita. Para luchar con él eran necesarios la disciplina, la discreción, el amor a la Patria y el odio al sistema. Era muy firme en eso, cuando veía que alguien se comportaba como un problemático o alardoso, lo dejaba de citar, porque sabía que peligraba la vida de los demás compañeros”.

Aunque los hechos no acontecieron de acuerdo con lo planeado, los asaltos al Cuartel Moncada y el Carlos Manuel de Céspedes no fueron vistos como una derrota, sino como la acción que necesitaba el movimiento para despertar definitivamente y comenzar una lucha que no cesaría hasta el triunfo definitivo.

Después del 59’ seguiría la contienda. Cuenta Alejandro: “Todo lo que hago en mi vida lo hago en nombre de los que ya no lo pueden hacer. Esa hermandad que hizo Fidel nunca se disolvió. Él nos dijo todos vamos a morir por una misma causa y eso nos hace hermanos. Solo quedamos 40, y es como una cadena que se va achicando, pero que no se rompe nunca”.

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